* Por Ingrid de Manuel Guasch
Hoy, 26 de julio de 2016, comienza el nuevo año del Calendario Maya Haab de 365 días. Este es el año Tormenta Espectral Azul. Iniciamos así un nuevo ciclo solar de 13 lunas sincronizadas con un propósito anual que inspiran un trabajo personal y comunitario. Un nuevo año codificado con la energía de la Tormenta 11-Espectral Azul, símbolo de Purificación y Transformación para ser capaces de aprender a auto-gestionarnos en el plano emocional y salir ilesos de aquellas situaciones tormentosas que nos creamos.
Cuando hablamos de tormenta nuestra percepción nos abre a un
concepto diferente en función de nuestro estado de ánimo, dependemos
absolutamente de la circunstancia temporal que estamos viviendo para definir lo
que sentimos y vemos. Siendo así podemos explicar una tormenta de infinitas
maneras, algunas serán positivas y en otros casos negativas, influenciados por
lo que vivimos.
La tormenta limpia, regenera y vitaliza la tierra y el aire
que respiramos, da de beber a la naturaleza y refresca nuestra mente. También
nos da miedo, destruye y nos deprime, creando incomodidad y tristeza. Es la
energía que nos muestra nuestra vulnerabilidad, poniendo a prueba nuestra
fortaleza interior para consolidar el proceso de transformación necesario en
aquellas actitudes, emociones y estructuras que nos desbordan.
- Cuando la actitud no es correcta perdemos nuestro centro y entramos en un sinfín de excusas basadas en la crítica, el juicio y la culpabilidad debido a que nuestra mirada está puesta en el exterior, en las circunstancias que vivimos para sabotear nuestra capacidad de superación y así auto-convencernos de que nuestro estado es aceptable. Nos atormenta y a la vez nos complace sentirnos víctimas y fuera de toda responsabilidad.
- Cuando la emoción nos supera despierta en nosotros la rabia y la impotencia de la falta de control personal, llevándonos a estados de crisis y depresión difíciles de gestionar. En estos momentos necesitamos desatar la tormenta porque en nosotros ya no cabe más sufrimiento, volcamos nuestra negatividad en otros para sentirnos menos infelices y aliviados, creando destrucción a nuestro alrededor.
- Cuando nuestras estructuras no funcionan buscamos problemas aquí y allá, mentimos, manipulamos y jugamos siempre a nuestro favor sin tener en cuenta a nadie ni nada para sentirnos a salvo y darnos la razón. Cerramos la puerta a la rendición y nos aferramos a posiciones rígidas, en donde no somos capaces de sentir debido a la propia negación de saber la verdad.
Actitud, emoción y pensamiento nos atrapan en un bucle de
auto-destrucción, en donde nada cambia si no somos capaces de tomar consciencia
del efecto que esta energía es capaz de producir en nosotros. Para
reencontrarse con la sintonía amable de la tormenta, primero debemos entenderla
en nosotros para poder darle la vuelta y comprender que lo que en primera
instancia puede parecer negativo en realidad, es lo mejor que nos puede pasar.
Para ello la Madre Tierra nos ofrece el modelo perfecto para
situar nuestra mirada, de ella podemos aprender la importancia de fluir con el
transcurso natural de los acontecimientos y así permitir que el poder de la tormenta
nos ayude a movilizar, transformar y renovar nuestra vida. Encontrarla en
nosotros es el trabajo de este nuevo ciclo, aprender a usarla conscientemente
el objetivo.
Dejar de sabotearnos y empezar a amarnos
La maestría de la transformación de la tormenta requiere de
la maestría del amor hacia nosotros mismos, no existen la una sin la otra. El
problema reside en perder el control de nuestras emociones y es por ello que
nos dedicamos a gobernar y sabotear a los demás por miedo a sentirnos
vulnerables.
Es una medida de protección que usamos para esconder el poco
amor que nos damos, dándonos permiso para decir cosas que no queremos decir y
hacer cosas que no queremos hacer, reprimiendo así nuestras verdaderas
emociones que provocan la pérdida del control sobre nosotros mismos. Desatamos
la tormenta.
Por lo que la maestría del amor es necesaria y más en estos
tiempos que corren, en donde nuestro mayor miedo es el de sentirnos vivos y abiertos
de mente y corazón. Un año para permitimos el amor y ser los creadores de
nuestra propia transformación, para sentir como a través de la alegría y la
magia llega con facilidad a nuestras vidas todo aquello que necesitamos, en el
momento que somos capaces de liberar nuestro espíritu para que se mueva
libremente.
De esta manera nos convertimos en esencia femenina y
creadora, la fuente de la que todo emana y todo lo sustenta, el equilibrio
armonioso y natural del fluir vital de todos los seres vivos. A lo largo de
este ciclo ésta es la búsqueda, encontrar ese espacio interno que contiene el
alimento energético que nuestro corazón necesita para mantenerse abierto y así
ser capaces de crear las mejores condiciones para que nuestra alma pueda
realizarse aquí en la Tierra.
Por lo que es momento de dejar de sabotearnos para empezar a
querernos, momento para sentirnos fuente sagrada de vida aquí en la tierra, un
don maravilloso por el que deberíamos estar agradecidos. La maestría del amor
requiere de toda nuestra atención, una actitud de humildad en donde honramos la
vida como fuente inagotable de luz, consciencia y amor, desde el corazón
abierto a sentir la verdadera alegría de estar vivos.
Un texto maya nos recuerda que del agua emana la vida; el primer alimento es el líquido
vital: la leche materna o agua, el líquido amniótico en donde maduran los
animales y los humanos, la savia de las plantas que nacen de la unión de agua +
tierra, el calostro, la sangre como sustento liquido de los organismos.
El movimiento del agua es la danza originaria de la vida, su purificación es la liberación originaria de la vida en sus diversas manifestaciones, nos comunica y nos orienta para sintonizarnos con los ciclos y el amor a la vida. Para fluir hay que aceptar y la aceptación es la actitud flexible del tándem mente-corazón delante de las circunstancias que vivimos. Aceptamos para entender y comprender que todo tiene su cauce, su ritmo natural y esto es Sagrado.
El movimiento del agua es la danza originaria de la vida, su purificación es la liberación originaria de la vida en sus diversas manifestaciones, nos comunica y nos orienta para sintonizarnos con los ciclos y el amor a la vida. Para fluir hay que aceptar y la aceptación es la actitud flexible del tándem mente-corazón delante de las circunstancias que vivimos. Aceptamos para entender y comprender que todo tiene su cauce, su ritmo natural y esto es Sagrado.
Feliz ciclo.
|| Vía Espejo Magnético
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