* Por Ingrid de Manuel Guasch
El nuevo año maya, ordenado según el Calendario de las 13 lunas, nos inspira en un propósito de trabajo personal y
comunitario. Es un año (26 de julio de 2017 a 24 de julio de 2018) codificado por la energía de la Semilla 12-Cristal
Amarilla, símbolo del programa interno innato en cada uno de nosotros que hay
que despertar para cooperar en el proceso creativo de la vida, siendo y creciendo en amor.
Todos entendemos eso de que somos semillas de luz, concepto
que se ha puesto de moda con toda esta vorágine de cambios hacia una mejora
personal y más solidaria. Quizá es momento de sentir de verdad qué nos
transmite este concepto, para empezar a Ser y actuar en relación a su
significado más profundo. Sentir quién o qué somos de verdad, requiere de una
atención plena hacia nuestro interior para mantenernos conectados a los ciclos
evolutivos que nuestra Alma ha elegido.
A la Semilla nadie le enseña a nacer, a la Semilla nadie le
enseña a crecer, lleva consigo el diseño perfecto de la creación. La Semilla es el potencial natural de todo lo que se puede
ser. Cada una contiene en su interior los códigos de información básicos para
su nacimiento, crecimiento y desarrollo, así como la esencia y características
propias de lo que potencialmente, ya es.
Si fijamos nuestra mirada hacia el
mundo natural, este proceso es fácil de ver y entender. Los árboles, las
plantas, los cultivos… incluso en el mundo animal la semilla es propósito
fundamental de la existencia y no nacerá un sauce si la semilla es de un roble.
Da la sensación que el ser humano se ha apartado de esta
verdad natural. No hacemos honor a lo que somos, dejamos de
creer en nosotros y supeditamos nuestro poder, cerrando y limitando cada día
más nuestras opciones, cooperando así en crear toxicidad en la tierra y
enfermedad en los brotes. Pero una nueva consciencia está despertando y es
momento de empezar a ser cada vez más nosotros mismos, deshacernos de las
poses, los trajes, las apariencias y los miedos, para poder sentirnos al natural.
El buen florecimiento de la Semilla es nuestra
responsabilidad, pero no es necesario hacerlo solos. La Madre Naturaleza nos ayuda y
ofrece todos los elementos básicos para nuestro crecimiento. La Tierra donde
sembrar, el agua que nos alimenta, la luz que nos da vida y el viento que nos
limpia y purifica, todos ellos a nuestro servicio, colaborando entre si para que
crezcamos en armonía.
♥ La Tierra, el cuerpo, la
carne, el recipiente que nos contiene. Hay que cuidarlo y amarlo, él nos
permite la experiencia vital.
♥ El Agua, la sangre, la
circulación que conecta y alimenta nuestro cuerpo.
La energía creativa que nos permite Ser.
♥ La Luz, el pálpito vital, los impulsos eléctricos que nos mantienen con vida. La fuerza del movimiento y la acción.
♥ El Viento, la respiración orgánica, nuestro canal de expresión y realización. Limpia y
renueva mente y espíritu. El diálogo con la vida.
Conectar y cooperar con ellos nos devuelve las ganas de
vivir, la fuerza para crecer y la conciencia del Yo Soy; no importa el tiempo
que hayas esperado, ahora es un buen momento para comenzar la siembra. Busca en
tu interior las ilusiones y pasiones que te ayudarán a cosecharte sanamente.
La Naturaleza, la tierra y el cielo, el ser humano, los
planetas, la luna, las constelaciones y galaxias… el Cosmos al completo es una
sola vida, es una sola existencia que florece en toda su extensión. En su
estructura lo grande contiene a lo pequeño, colectividades unidas y conscientes
en cooperación. Su naturaleza es fértil y abundante, siente, intuye, escucha,
habla y observa. Su expresión, al igual que su manifestación son ilimitadas.
Nosotros,, los seres humanos, somos herederos de estos
dones. El reto es despertarlos en la consciencia física para cultivarlos en la
consciencia espiritual. La Semilla se suma al movimiento cíclico de la vida, no
cuestiona lo que es, sólo avanza firme hacia su realización y respeta el camino
de las demás semillas, colaborando así al nacimiento de la vida en sus diferentes
manifestaciones, contribuyendo con su poder creador a la experiencia colectiva
para evolucionar.
Tú perteneces y eres partícipe de esta sinfonía perfecta y
mágica de la existencia, pero quizá no te veas reflejado en ella o no seas
consciente de ello, porque en tu mente limitas tus capacidades y movimientos. Las energias de este año -que se inició el 26 de julio de 2017 y va hasta el 24 de julio del 2018- te proponen un viaje al espacio interno para que
comprendas que eres un organismo perfecto y preparado, sabio y consciente del
potencial innato del cosmos. Somos semillas contenedoras de los mismos poderes
y capacidades que él.
El desafío de amarse a sí mismo
Comprender lo inmenso que somos por dentro desde la visión
externa del cuerpo crea dudas y miedos, falta de confianza y desánimo. Sentir
el poder de la semilla en nuestro interior significa romper con las estructuras
aislantes y los muros insalvables de lo que podemos o no podemos hacer y, simplemente, Ser. Ya que en ella sólo existe luz a la espera de ser usada y expandida para mayor
beneficio nuestro y de toda la humanidad. Por lo que descubrirnos nos conduce a
la sincronización personal en cuerpo, mente y espíritu.
Para ello debemos amarnos y querernos más que nada, porque
haciéndolo contribuimos al buen desarrollo de los ciclos, expandiendo más allá
de nosotros el mensaje de amor por todo lo que Es y existe, energía necesaria y
vital que sustenta la vida. El viaje empieza en nosotros y no sabemos donde
acaba, lo interesante es navegarlo, descubrirlo y vivirlo aportando en cada
momento la mejor versión que podamos ofrecer, respetando y valorando el proceso
como viaje sagrado.
La semilla es nuestro corazón, nuestra alma, y esa semilla es puro amor, si no fuera así nada tendría sentido y
significado. Si el amor está dentro de ti, es lógico que te quieras. Pero si tú no te quieres, no te respetas y no te valoras, entonces ¿de
qué se trata la vida? Confiar en lo que somos y potenciar nuestros dones es el
gran aprendizaje. La vida nos ofrece todas las experiencias para que podamos
florecer de manera digna y feliz. La semilla eres tú, soy yo, somos todos
nosotros, y de la misma manera que cultivamos las plantas, cuidamos los
animales o mimamos a los nuestros, debemos considerarnos y amarnos a nosotros mismos, por encima
de las circunstancias y condiciones de vida.
A lo largo de este año el propósito es descubrirnos más allá
de lo que ya creemos conocernos, es decir hacerlo de verdad. Puedes empezar por
cuestionarte quién eres, y qué quieres, mirar a tu alrededor y darte cuenta de
cómo te has definido, dónde eres tú y dónde no. Iniciar este trabajo te da una
idea de cómo te mueves por la vida, a que prestas más o menos atención, a qué o
quién supeditas o cedes tu poder, en que condiciones te dejas influenciar y de
qué manera eres o te muestras, en función de lo que te rodea.
Caminando por este camino, busca el amor que sientes por ti
mism@, tu fuente de poder. Así empezarás a detectar de qué manera usas tus
cualidades y que dones aparcas. No hay mayor revelación en esta vida que ver
lo que hay de verdad en lo que crees saber o defiendes. Este es el punto de
partida para iniciar el viaje y descubrir los caminos que ponen en marcha las
soluciones que te lleven de vuelta a ti.
Este año la semilla está vibrando en Tono 12, cristal, energía de
cooperación. El tono cristal nos propone un matiz interesante: nos plantea la
pregunta de ¿a qué le estamos dedicando nuestra vida?, es decir, a qué le
dedicamos más tiempo y energía. En la respuesta encontraremos lo que
hacemos para contribuir a mejorarnos y con ello hacer un mundo mejor. Si lo que
encuentras no te convence, no te gusta, o crees que es perjudicial más que
beneficioso, plantéate para qué mantienes esa manera de ser y hacer en la vida.
Tiempo de ser y crecer en amor.
Consciencia del potencial que existe en nuestro interior, confianza y fe en
aprender a usar correctamente nuestros dones en un proceso vital que nos
incluye como parte esencial de la existencia, respetando y colaborando para
mejorar el mundo que nos rodea. Sanando internamente, floreciendo externamente.
Cuidado con el auto-engaño, a veces creemos que hacemos
mucho, que nos nutrimos y amamos mostrando amor hacia los demás. Antes de darte
respuestas rápidas reflexiona un poco, date espacio para sentir y confirmar.
Para encontrar las respuestas correctas no debes fijarte en las acciones
externas, en relación a otros, debes prestar atención a qué ocurre dentro de
ti, ya que las respuestas son internas, son en relación a nosotros, porque lo
que no podamos o sepamos hacer por nosotros inevitablemente no lo extenderemos
de manera natural hacia otros.
Por lo que si no sientes amor por ti mismo, tanto lo que des como lo
que recibas no será amor de verdad, aunque te lo quieras explicar de otra
manera. Cuidarnos a sí mismos es fuente de amor, considerarnos sagrad@s es fuente de amor,
evolucionar es fuente de amor, sentirnos capaces es fuente de amor… Encuentra
dónde no eres amor, dónde tu fuente se debilita, que hace que te quedes sin
este ingrediente fundamental y básico para tu buen crecimiento y sabrás que
parte de ti no estas permitiendo Ser. Corríjelo y ponte a ser, en plenitud, com amor, con alegría.q
Feliz ciclo.
|| Vía Espejo Magnético
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