El apocalipsis según los mayas

sexta-feira, 15 de julho de 2011




* Por Alú Rochya

Las profecías que los mayas ensayaron centenares de años atrás proyectaban un desarrollo de nuestro mundo que culmina por estos días y en un tiempo calendario que finaliza em diciembre del 2012. Es decir, las predicciones mayas ya están aquí, entre nosotros. Y todos, de una manera u otra, estamos percibiendo algo diferente y definitivo en el aire.  La segunda de las 7 profecías nos brinda señales precisas de la naturaleza de este tiempo.

El planeta se sacude reciclándose y reacomodándose a los cambios que se van produciendo en nuestro sistema solar. Entre los hombres, asistimos a inéditas expresiones de conflicto, destrucción, locuras colectivas, actos aberrantes. ¿Qué está sucediendo en nuestra Tierra, qué acontece con nosotros, los humanos?

Los textos labrados en la piedra de las pirámides mayas encierran un mensaje de alerta y otro de esperanza. El de alerta profetiza lo que está programado para acontecer en los días que estamos viviendo. El de esperanza se refiere a los cambios que debemos generar en cada uno de nosotros para propiciar que la humanidad acompañe el fin de un largo ciclo y el inicio de una nueva era que puede resultar en un tiempo mejor.

La primer profecía de los mayas hacía hincapié en la resolución de esta época, hacia diciembre del 2012, y las manifestaciones energéticas imaginadas para entonces. Ya en  la segunda profecía se anuncia la aceleración del proceso hacia aquella fecha culminante, que se daría a partir del eclipse solar del 11 de agosto de 1999. Según lo advirtieron, desde entonces el comportamiento de la humanidad cambiaría rápidamente.

¿Viste el eclipse de aquel día? ¿Lo recuerdas? Fue como un anillo de fuego que se recortaba magnífico contra el cielo. Un eclipse sin precedentes en la historia, por la alineación en cruz cósmica de casi todos los planetas del sistema solar, con epicentro en la tierra. Los mayas pudieron preverlo porque eran profundos observadores y estudiosos de todo lo que ocurría en los cielos.
  
    
Danzando con el Sol
¿Pero en que consistían esos cambios y qué influencia podrían tener los astros? Bueno, en cuánto a influencia, digamos que mucha. Vivimos en medio de un monumental campo magnético cósmico que permite que todo el sistema solar funcione y que nosotros naveguemos parados encima de la nave Tierra. A medida que se producen modificaciones en las posiciones astrales, las energías de los planetas y del propio Sol tienden a movilizarse de diversas maneras y magnitudes, influenciándose mutuamente.

Lo que se anunciaba -y parece estar aconteciendo gradualmente- es que la energía que se recibe desde el centro de la galaxia aumentará la energía de la estrella Alción y acelerará la vibración en el Sol y en los astros de su sistema. Eso explicaría los cada vez más frecuentes tsunamis solares, que arrojan colosales cantidades de plasma incandescente hacia nuestro planeta modificando su estado vibratorio.

Los cambios físicos en el Sol y en la Tierra generan cambios en los seres humanos y demás seres vivientes. Con nuestro cuerpo cubierto por un campo magnético similar al que cubre el planeta, nosotros interactuamos con esos movimientos y esos sacudones nos modifican, en lo físico, lo químico, lo psicológico y lo espiritual. Danzamos al ritmo del Sol.

Luego, tantas mudanzas tienen una derivación lógica: se altera nuestra forma de pensar y sentir. A partir de ahí se transforman las relaciones y los modos de comunicación. En esa línea, los mayas aseguraban que entraría en colapso todo nuestro sistema de creencias y valores. Y la crisis pondría en jaque a los sistemas económicos, sociales, de orden y justicia. ¿No es acaso lo que está sucediendo aceleredamente, más o menos, en todas partes?
  

Entre el cielo y el infierno
La civilización que ha construído el hombre llega a su fin, simplemente porque llega a su fin un ciclo astral. El sistema solar por completo inicia un nuevo giro galáctico, que traerá otra energía, otra vibración más elevada. No obstante el ser humano podría haber llegado mejor, más preparado para ese gran salto, si hubiese desarrollado una civilización más justa, más amorosa, más pacífica y más bella. El paso al nuevo estadio hubiese sido más armónico.

Claro, también podría haber acabado en el Apocalipsis total. Y parece que no habrá ni una cosa ni otra. Ni apocalipsis ni armonía. Sin embargo, en la época del cambio de los tiempos todo será turbulento y todas las opciones estarán disponibles, prácticamente sin censura de ninguna clase, y los valores morales serán más laxos que nunca, para que cada cual se manifieste libremente como es.
 

Esto implica que el cielo y el infierno se estarán manifestando al mismo tiempo, y que cada ser humano vivirá en el uno o el otro, dependiendo de su propio comportamiento. En "el cielo", con la sabiduría para trascender voluntariamente a todo lo que de bueno o nefasto suceda. En "el infierno", con la ignorancia para aprender con sufrimiento.

Cielo e infierno. Dos fuerzas inseparables. Una que comprende que en el universo todo evoluciona hacia la perfección, que todo cambia. Y que el goce mayor es vivir esa experiencia de corazón y mente abiertos, entregados a la aventura cósmica. Otra envuelta en un plano material que solo alimenta el egoísmo, la obsesión por tener y aferrarse a la materia, desdeñando la enseñanza de un gran filósofo alemán: todo lo sólido se desvanece en el aire.

Durante este período de la segunda profecía, ciertos dioses y ángeles que nos guiaban se han retirado, nos han soltado la mano. Resulta que estamos llegando a nuestra mayoría de edad. Es hora de hacernos cargo de nosotros mismos. Eso significa que deberemos ampliar nuestra conciencia y trabajar más para conocernos mejor. Pero también significa mayor libertad. Ya no tenemos protección ni guía, pero hemos ganado autonomía para comprender la vida y decidir qué hacer en ella. Ya no tenemos que seguir a dudosos líderes ni falsos profetas, basta con atender lo que nos dicta el corazón, nuestro Dios interno. Es el libre albedrío funcionando a full.

Ese es el signo principal que viene marcando esta recta final hacia el 2012: la disyuntiva y la libre elección. Cada cual decidirá a cada momento qué hacer, cómo hacerlo, qué camino tomar. Los mayas sostenían que a partir del eclipse ciertos hombres perderían fácilmente el control de sus emociones y otros afianzarían su paz interior y su tolerancia evitando los conflictos.
     

Luces y sombras
Sacerdotes católicos violando sexualmente a niños indefensos; pastores evangélicos incitando a perseguir musulmanes; clérigos musulmanes pidiendo asesinar a quienes profanen el Corán; hijos que decapitan a sus madres; madres que entierran a sus bebés en la basura; padres sometiendo y preñando a sus hijas; púberes sicarios asesinando y muriendo por un puñado de dólares; hombres-bomba despedazando a inocentes; militares torturando prisioneros de guerra; abominables crímenes pasionales; prostitución infantil... No perdamos el asombro ante las acciones más viles, ignominiosas, abyectas. Repugnemos todo eso. Pero sepamos entender qué está pasando. Antes del amanecer es cuando la noche se hace más oscura. El fin de los tiempos ha llegado para desnudar a todos, para transparentar la realidad, para terminar con la ilusión.
 

La humanidad se concentrará en su lado negativo y podrá ver claramente qué cosa es la que está haciendo errado. Éste es el primer paso para cambiar la actitud y conseguir la unidad que permite la aparición de la conciencia colectiva.

Se incrementarán los sucesos que nos separan. La agresión, el odio, las familias en disolución, los enfrentamientos por ideologías, religión, modelos de moralidad o nacionalismo. Pero simultáneamente más personas encontrarán paz, aprenderán a controlar sus emociones, habrá más respeto, serán más tolerantes y comprensivas. Darán lugar a circunstancias de solidaridad y de respeto con los demás, de unidad con el planeta y el cosmos.

Surgirán hombres con un altísimo nivel de energía interna, personas con sensibilidad y poderes intuitivos para la sanación. Aunque también aparecerán farsantes que solo pretenderán tener ganancias económicas a expensas de la desesperación ajena.
 
 
Construir otra realidad
Y al final del ciclo cada hombre será su propio juez. Cuando el hombre entre al salón de los espejos para examinar todo lo que hizo en la vida, será clasificado por las cualidades que haya desarrollado durante su existencia, su manera de actuar día tras día, su comportamiento con los demás y su respeto por el planeta.

Todos se ubicarán acordes a lo que en verdad sean. Los que conserven la armonía comprenderán que lo que sucede es un proceso de evolución en el universo. En cambio habrá otros que por ambición, miedo y frustración culparán a los demás o a Dios por lo que acontecerá.

La segunda profecía afirma que si la mayoría de los seres humanos cambia su comportamiento y se sincroniza con el planeta, se neutralizarán los cambios drásticos que describen las siguientes profecías, quedaría conjurado todo apocalipsis. Hay que ser concientes de que el hombre siempre decide su propio destino, especialmente en esta época, con máxima disposición de su libre albedrío. Las profecías son solo advertencias para que tomemos conciencia de la necesidad de cambiar de rumbo para evitar que se hagan realidad. ¿Seremos capaces de construir una realidad mejor?... El poeta sabe que clase de bicho somos y no obstante cree que sí. Y así lo argumenta:

Sólo se diferencia del reino animal
porque es el hombre el único capaz de odiar.
Pero mientras el hombre se asombre, llore o ría
será la fantasía que Dios creó.

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