Carta a la humanidad de una niña cristal

sábado, 21 de julho de 2018



* Por M. Alejandra Sandoval


    La luz, los sonidos fuertes, la comida, los químicos, los malos pensamientos, la mala “vibra”… Mi cuerpo ya no soporta ninguna de estas cosas. Médicos, psicólogos, psiquiatras… ninguno tiene una respuesta para mí.

    ¿Enfermedad?¿ Locura? ¿Mañas? ¡Quién sabe, fragilidad quizás! Tengo hace un tiempo una sensación de querer volver a casa, de que ya todo terminó y quiero volver a casa, y es una pregunta frecuente. ¿Si quiero volver a casa, entonces dónde estoy? ¿Acaso ésta no es mi casa? No sé a dónde quiero ir, sólo sé que quiero ir a casa con mis hermanos, con mi familia. Pero: ¿Y mi familia y mis hermanos, acaso ellos no son mi familia, no son mis hermanos?

    ¡Sólo sé que quiero volver a casa, pero no sé cómo!...

    Es como un sueño, del cual no puedo despertar. Veo todos los días de mi vida, desde que nací, esa mañana de verano cálida y dulce. Veo cómo se dañan entre ustedes, veo las injusticias que permiten, veo sus verdaderos rostros detrás de sus ojos. Y me pregunto: ¿Por qué fingen ser lo que no son? ¿Por qué están encerrados en su interior? ¡Tristes, enojados, simples y sensibles!

    ¿Por qué se lastiman a ustedes mismos? ¿Por qué quieren restringirse, privarse de ser lo que son? Seres Humanos. ¡Bellos, sensibles y perfectos seres humanos!... Mírense, sólo mírense a los ojos, vean sus almas. Déjense ver por los demás. ¿A qué le tienen miedo?...

    ¡Todos estamos hechos de lo mismo, nadie es más fuerte que otro, nadie es mejor, porque todos somos excelentes! ¡Son seres maravillosos, con una inteligencia enorme, con cualidades asombrosas, seres llenos de Luz, que iluminan este mundo con Amor!

    ¡Yo no veo sus personajes, yo veo sus almas, ese es mi Don!...