* Por M. Alejandra Sandoval
La luz, los sonidos fuertes, la comida, los químicos, los
malos pensamientos, la mala “vibra”… Mi cuerpo ya no soporta ninguna de estas
cosas. Médicos, psicólogos, psiquiatras… ninguno tiene una respuesta para mí.
¿Enfermedad?¿ Locura? ¿Mañas? ¡Quién sabe, fragilidad
quizás! Tengo hace un tiempo una sensación de querer volver a casa,
de que ya todo terminó y quiero volver a casa, y es una pregunta frecuente. ¿Si
quiero volver a casa, entonces dónde estoy? ¿Acaso ésta no es mi casa? No sé a dónde quiero ir, sólo sé que quiero ir a casa con mis hermanos, con mi familia. Pero: ¿Y mi familia y
mis hermanos, acaso ellos no son mi familia, no son mis hermanos?
¡Sólo sé que quiero volver a casa, pero no sé cómo!...
Es como un sueño, del cual no puedo despertar. Veo todos los
días de mi vida, desde que nací, esa mañana de verano cálida y dulce. Veo cómo se dañan entre ustedes, veo las injusticias que
permiten, veo sus verdaderos rostros detrás de sus ojos. Y me pregunto: ¿Por
qué fingen ser lo que no son? ¿Por qué están encerrados en su
interior? ¡Tristes, enojados, simples y sensibles!
¿Por qué se lastiman a ustedes mismos? ¿Por qué quieren
restringirse, privarse de ser lo que son? Seres Humanos. ¡Bellos, sensibles y perfectos seres
humanos!... Mírense, sólo mírense a los ojos, vean sus almas. Déjense
ver por los demás. ¿A qué le tienen miedo?...
¡Todos estamos hechos de lo mismo, nadie es más fuerte que
otro, nadie es mejor, porque todos somos excelentes! ¡Son seres
maravillosos, con una inteligencia enorme, con cualidades asombrosas, seres
llenos de Luz, que iluminan este mundo con Amor!
¡Yo no veo sus personajes, yo veo sus almas, ese es mi
Don!...